De Serrat, Rumiloma, de mis amigos pero sobretodo de mí
Todo discurso puede ser entendido como una ‘metamorfosis de afectos’ que produce, a partir de sí misma, otra forma de discurso: la historia.
Jean-François Lyotard
Siempre he pensado que el acto de hablar implica mucho, aún cuando muchas veces ya dejemos de pensar en lo que estamos diciendo. En base a ello y sobre todo para sentirme más solvente frente a mis apreciaciones las escribo, escribo para transmutar mis ideas, sentimientos, pensamientos y emociones para decantarlos y clarificarlos.
Hoy dedique mi día a la lectura de textos retrasados, a la conclusión de deberes de universidad, a una estupenda clase de Kabbalah, les remito el link por si alguno/a se interesa en el curso virtual y gratuito que ofrece el Centro de Estudios Bnei Baruch, http://www.cabalacentroestudios.com/ , y a la eterna revisión de actitudes, ideas y pensamientos que es parte de mi rutina diaria y como todo lo que hacemos está cruzado por la experiencia, está última revisión mía, estuvo marcada por una visión perfecta, natural, armónica y feliz desde el Pichincha, lugar en el que trabajamos ayer y por la voz y poesía cantada de Joan Manuel Serrat al que con Bernie fuimos a escuchar.
Y desde allí, desde esas dos últimas experiencias cercanas, por propias, trascendentes por los espacios, los amigos y el compartir que nos hace más nosotros mismos que pensé en esta metamorfosis de afectos de estos últimos días, en que los afectos no se pierden solo nos hacen felices o tristes a veces pero siguen estando presentes, pese a todo.
Pensé en los amigos y las cosas que extraño, los amigos y las cosas que me acompañan en físico, virtual pero siempre en espíritu y en las cosas y espacios a los que aún no he dado lugar en mi vida, en mi historia en fin. Tuve la necesidad de ver fotos de historias, de viajes, de amigos y reencontrarme en todas las ideas que animaron mi ahora, en todos los miedos, las aventuras, las creencias replanteadas, las llegadas tarde y los inicios antes de hora pero sobretodo en el valor de todas las pequeñas cosas y gestos que me hacen la vida vivible y el espíritu más liviano.
En fin solo quería escribir sobre mi metamorfosis de afectos, que hacen y construyen mi historia que me hacen mejor persona y ver más claramente y con menos adornos que la simple, eterna y armónica realidad el mundo fuera de mi ego y su idea de cómo debería ser.
Buenas noches y la mejor de las semanas
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